El hotel es divino y su ubicación es única. Sin embargo, a dos semanas de mi boda, mi wedding planner me dio una noticia que jamás imaginé recibir: la organizadora de eventos del hotel donde iba a casarme había sido desvinculada por presunto robo. Hasta ahí, un tema interno del hotel. El problema es que nadie me avisó. Nadie se comunicó conmigo para decirme que la persona con la que había organizado todo ya no estaba, que mi boda quedaba en el aire y que muchas de las cosas que tenía cerradas simplemente no se iban a respetar. Si no era por mi wedding planner y su insistencia con el hotel para cuadrar una reunión conmigo, no sé qué hubiera pasado.

Confié en el hotel. Tenía un contrato firmado, en el que se especificaban servicios y costos acordados. Pero a dos semanas del día del evento, todo cambió. Me querían cobrar más de lo pactado, mi wedding planner recibió malos tratos en la reunión a la que asistió tratando de salvar lo que se podía, y cuando finalmente llegó el gran día… el hotel no estuvo a la altura.

El Art. 129 de la Ley de Defensa del Consumidor en Uruguay es claro: los proveedores están obligados a cumplir con lo que prometen. ¿Qué pasó en mi caso? No solo no cumplieron, sino que tampoco ofrecieron soluciones. Por el contrario, pretendían que yo entienda el daño que esta empleada les había causado…. acaso nadie piensa en el cliente? en la novia? el evento que se viene? los sueños y las emociones?
• Teníamos incluida la noche de bodas. La tuve que pagar.
• Teníamos acordada una habitación privada con servicio de coffee break para cambiarme y compartir un momento con mi familia y amigas. Nunca sucedió. Tuve que arreglármelas sola, solicitar una habitación que demoró en llegar y no tenían servicio de coffee.
• El DJ que supuestamente estaba contemplado, no existía. Tampoco la devolución del servicio por si queríamos avanzar con otro proveedor.
• Se suponía que tenía el descorche bonificado si contrataba más barras. No lo respetaron…. pero el cobro de las barras obvio que sí.
Nos pidieron que cerremos los números con el catering porque ellos no tenían nada que ver. Aclaro que el catering era lo único que el hotel no nos dejaba cambiar. De igual forma, Olivo mantuvo la calidad de su servicio (cobrando adicionales, obvio)

Esto, más allá de arruinarme los días previos que suponen ser de disfrute y alegría, también son un posible incumplimiento contractual (Art. 1294 del Código Civil). El hotel tenía obligaciones asumidas, pero decidió ignorarlas, dejándonos sin respuestas y sin alternativas. No se hacían cargo de lo que sus empleados hacían y pretendían que entienda que no era su culpa (?). Me hicieron pagar por servicios que ya estaban cubiertos en el contrato, lo que podría considerarse una práctica abusiva según la Ley 17.250 de Relaciones de Consumo.

Pocas veces imaginamos que en un día tan importante podemos ser víctimas de negligencia y abuso. Y lo peor: la frustración, el estrés y la impotencia no se pueden recuperar ni con dinero ni con disculpas tardías.

Hoy comparto esto para advertir a otras parejas porque nadie merece que le arruinen un momento así. No hay suma de dinero que pueda subsanar el daño emocional que causaron.